Daily Word of Encouragement 5.3.25 - TJ Robert

A Study in 1 Samuel - 1 Samuel 3 - May 3, 2025
In 1 Samuel 3, we meet young Samuel, faithfully serving in the temple under Eli's mentorship. During a time when "the word of the Lord was rare," God chose to break the silence by calling a child—not a prophet or priest but a humble servant with a listening heart.
When Samuel hears God's voice, he doesn't recognize it at first. But Eli, though aging and imperfect, discerns what is happening. Instead of reacting with jealousy or fear, Eli shows humility and wisdom. He instructs the boy:
"Go and lie down, and if He calls you, say, 'Speak, Lord, for Your servant is listening.'"
This moment is powerful: a younger heart ready to serve meets an older heart ready to guide. Eli doesn't cling to control—he points the next generation toward God. Samuel responds with humility, stepping into a life of surrendered service that becomes an act of worship.
Samuel's words, "Speak, Lord, for Your servant is listening," reveal what worship really looks like: not just music or emotion but a life laid down. Worship is surrender, obedience, and service. Romans 12:1 calls us to offer ourselves as living sacrifices—this is true and proper worship.
And now, this passage speaks to us with fresh clarity—no matter our age.
For the Younger: Be like Samuel. Serve with faithfulness, humility, and a heart that listens. Don't wait until you feel important or qualified—God calls the willing, not just the experienced. But also, don't try to walk alone. Be teachable. Look for the Elis in your life—those who've walked with God longer—and let them shape your response to His voice.
For the Older: Be like Eli. Lead with humility and open hands. Don't let age, regret, or past mistakes keep you from the joy of mentoring. The younger generation desperately needs your wisdom, steadiness, and encouragement. You don't need to be perfect—just present. Point them to God with excitement, not reluctance. Celebrate their calling, and joyfully pass the baton.
God is still calling. The question is: Will we listen? Will we serve? And will we help others do the same?
May our lives, young or old, echo Samuel's prayer:
"Speak, Lord, for Your servant is listening."
Palabra diaria de aliento basada en la lectura de hoy
Estudio de 1 Samuel - 1 Samuel 3 - 3 de mayo de 2025
En 1 Samuel 3, conocemos al joven Samuel, que sirve fielmente en el templo bajo la tutela de Elí. En una época en la que «la palabra del Señor era escasa», Dios decidió romper el silencio llamando a un niño, no a un profeta ni a un sacerdote, sino a un humilde siervo con un corazón dispuesto a escuchar.
Cuando Samuel oye la voz de Dios, al principio no la reconoce. Pero Elí, aunque anciano e imperfecto, discierne lo que está sucediendo. En lugar de reaccionar con celos o miedo, Elí muestra humildad y sabiduría. Instruye al niño:
«Ve y acuéstate, y si te llama, di: «Habla, Señor, que tu siervo escucha»».
Este momento es poderoso: un corazón joven dispuesto a servir se encuentra con un corazón mayor dispuesto a guiar. Elí no se aferra al control, sino que señala a la siguiente generación el camino hacia Dios. Samuel responde con humildad, entrando en una vida de servicio entregado que se convierte en un acto de adoración.
Las palabras de Samuel, «Habla, Señor, que tu siervo escucha», revelan lo que es realmente la adoración: no solo música o emoción, sino una vida entregada. La adoración es rendición, obediencia y servicio. Romanos 12:1 nos llama a ofrecernos como sacrificios vivos: esta es la adoración verdadera y propia.
Y ahora, este pasaje nos habla con nueva claridad, sin importar nuestra edad.
Para los jóvenes: Sed como Samuel. Servid con fidelidad, humildad y un corazón que escucha. No esperéis a sentiros importantes o cualificados: Dios llama a los dispuestos, no solo a los experimentados. Pero tampoco intentéis caminar solos. Sed receptivos. Buscad a los Elis de vuestra vida, aquellos que han caminado con Dios durante más tiempo, y dejad que ellos moldeen vuestra respuesta a Su voz.
Para los mayores: Sed como Elí. Liderad con humildad y manos abiertas. No dejéis que la edad, el arrepentimiento o los errores del pasado os impidan disfrutar de la alegría de ser mentores. La generación más joven necesita desesperadamente vuestra sabiduría, vuestra estabilidad y vuestro ánimo. No tenéis que ser perfectos, solo estar presentes. Mostradles a Dios con entusiasmo, no con renuencia. Celebrad su vocación y pasadles el testigo con alegría.
Dios sigue llamando. La pregunta es: ¿Escucharemos? ¿Serviremos? ¿Y ayudaremos a otros a hacer lo mismo?
Que nuestras vidas, jóvenes o mayores, se hagan eco de la oración de Samuel:
«Habla, Señor, que tu siervo escucha».